Al acto del cuerpo consular, celebrado en el Castillo Hotel Son Vida, han asistido 26 de los 38 países que disponen de consulado en Baleares. El Convenio de Viena, que celebra su 60 aniversario, regula las relaciones consulares entre estados
El cuerpo consular ha celebrado este jueves tarde el 60 aniversario del Convenio de Viena en Castillo Hotel Son Vida. La Convención de Viena sobre Relaciones Consulares regula desde que se estableció en 1963 las relaciones consulares entre estados.
Al acto, que ha tenido lugar en el Hotel Son Vida de Palma, han asistido 26 de los 38 países que tienen consulado en las islas, así como de las autoridades y representantes de diferentes entidades de Baleares. Entre otros, han estado presentes representantes de Estonia, Hungría, Italia y Noruega. La conmemoración ha servido también para fortalecer las relaciones entre las entidades locales y los representantes de los diferentes países representados por los miembros del cuerpo consular.
El trabajo consular se ha fortalecido
En su discurso, el decano del cuerpo consular Rafael Guillermo Arismendy, cónsul de Colombia en les Illes Balears, ha destacado la importancia del Convenio de Viena y su impacto en las relaciones consulares en las islas. «Desde su entrada en vigor en 1967, esta Convención ha permitido la creación de mecanismos para la protección de los derechos de los ciudadanos extranjeros y ha garantizado el acceso a los servicios consulares a todos los ciudadanos, sin importar su nacionalidad», ha destacado.
Asimismo ha remarcado que, tras tres años de dura pandemia, el trabajo consular se ha fortalecido, llevando la presencia y ayuda de los gobiernos a los ciudadanos asentados en las islas. «Cada uno de nosotros estuvimos ahí para asistir a nuestras comunidades a través de la planeación de vuelos humanitarios y el acompañamiento a personas en alto estado de vulnerabilidad que, por diferentes circunstancias, ya sea de turismo, estudios o negocios, pudieron sentir la impotencia de no retornar a sus lugares de origen, y darles apoyo en alojamiento y alimentación, necesidades básicas del ser humano (…) Esta situación le mostró al mundo lo que hace un cónsul: asistirles incondicionalmente cuando más lo necesitan y cumplir con esta noble labor que siempre he denominado ‘apostolado de vida'», ha apostillado Arismendy.
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