El comienzo del invierno puede ser melancólico para las amantes del buen tiempo, mientras que para los surfistas en Mallorca es la época perfecta para volver a coger olas.
Rara vez se ha oído hablar del “surf Mediterráneo”, ya que para la práctica de este deporte se necesitan unas condiciones meteorológicas y marítimas que, normalmente, solo se dan en costas de los océanos.
Las condiciones perfectas para surfear en Mallorca
Estas condiciones, como olas de tamaño considerable, con fuerza, sin viento y con un periodo entre olas mayor de 8 segundos, no se suelen encontrar en el Mediterráneo, salvo en invierno y especialmente en Mallorca. La isla se encuentra en una zona estratégica para recibir este tipo de olas que están producidas por diferentes borrascas, típicas de bajas presiones invernales, por todas sus costas, aunque especialmente en el norte y llevant: Son Serra, Cala Mesquida, Cala Agulla y Canyamel suelen ser las playas donde más se puede practicar el surf en la isla durante la temporada baja, sobre todo cuando sopla el fuerte viento de tramuntana. Aunque tampoco es de extrañar que en ocasiones las tormentas estivales provoquen un oleaje ideal para surfear en las playas del sur y sudoeste, como en Peguera, Cala Major, Can Pastilla y Es Trenc.
“El surf en Mallorca es poco constante en verano. En invierno se pueden rascar algunos días de olas, aunque se tienen que dar las condiciones ideales como el mar de fondo y el mar terral”, comenta Sofía Boned, joven surfista mallorquina.
La peculiaridad de Mallorca hace que mucha gente local se haya aficionado paulatinamente a este deporte desde los años 90, y hace poco más de una década el auge del surf se ha traducido en un incremento de la oferta deportiva, tanto para turistas como para la población local: se han abierto nuevas escuelas de surf y los clubes náuticos han ampliado sus cursos incluyendo el surf y el pádel surf como producto estrella.
“El mejor spot para iniciarse en el surf en Mallorca es Can Pastilla, ya que es una playa larga protegida del viento. Es ideal porque hay muchas escuelas de surf donde puedes alquilar tablas y tener clases para empezar”, continúa Sofía Boned.
Si bien es cierto que tan solo existen unos 175 días surfeables al año de media en las costas mallorquinas, es uno de los destinos del Mediterráneo donde mejor se puede practicar. Además, es un buen reclamo para un turismo alternativo en invierno, que se puede complementar con otros deportes acuáticos, como el kitesurf, el windsurf o el piragüismo.
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